Noticias del Año 2005

(3-31 de Julio) Viaje de jovenes al Líbano

 

 

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Arribo y Bienvenida.

El pasado 1 de julio partió de México un grupo de 21 jóvenes hacia Líbano, con el fin de pasar 28 días aprendiendo árabe y conociendo “La Perla de Oriente”, a pesar de que algunos miembros del grupo ya habían estado en las bellas tierras del Líbano, para otros fue su primera visita; sin embargo para todos fue una nueva experiencia permanecer esos 28 días en la Universidad del Balamand. Ésta universidad, a través del programa Rawabet – Lazos, acoge personas de habla hispana –en esta ocasión solamente habían mexicanos- con el fin de difundir el idioma árabe, tan conocido por todos nosotros gracias a nuestros abuelos; y también con el fin de darnos a conocer mejor los aspectos más importantes de la vida en Líbano. De esta manera el viaje superó los fines meramente turísticos, convirtiéndolo en un viaje cultural y de enriquecimiento de nuestras raíces y la lengua árabe.

A nuestra llegada a la Universidad del Balamand, situado a una hora y media de Beirut, fuimos recibidos por un grupo de Jóvenes que se hacían llamar “Facilitators”, dichos jóvenes formaban parte del programa Lazos y eran los responsables de cuidar al grupo y de alguna manera lograr que nuestra estancia en la Universidad del Balamand fuera placentera; y efectivamente desde que llegamos la acogida fue cálida y muy amable; característica conocida de todos los árabes: La cordialidad. El segundo día nos recibió el Doctor Ziad, estratega del programa Lazos y nos introdujo al excelentísimo presidente de la Universidad del Balamand y amigo de nuestro arzobispo Antonio Chedraoui. Posteriormente nos dieron una visita guiada por todo el campus de la universidad, donde conocimos las distintas facultades incluida la facultad de Teología y el Monasterio donde se lleva al cabo la Divina Liturgia todos los domingos y precisamente el primer domingo se realizó una Liturgia en español en nuestro honor.


La vida dentro del Campus en la Universidad del Balamand

Durante las mañanas, después de desayunar, teníamos la clase de árabe. Estudiamos el “Fusj o a”árabe literario con el profesor Hanibal Karam; catedrático distinguido que a lo largo de las cuatro semanas que pasamos estudiando árabe, se preocupó por resolver nuestras dudas y hacer que una lengua que parecía realmente difícil, en realidad fuera agradable y sencilla de aprender. Podríamos decir orgullosos que los 21 jóvenes que fuimos conocemos perfectamente el alfabeto árabe, y podemos distinguir en la lectura todos los caracteres, sin importar lo complicado que pudiera llegar a ser esa labor. Tomábamos también la clase de Cristianismo Oriental, impartida por el catedrático Nicholas Aboumrad quien además resultó tener nexos familiares con dos de sus alumnas, pues los Aboumrad en todo el mundo pertenecen a una sola familia y sus orígenes provienen de la misma región.

Al terminar las clases, una vez a la semana tomábamos clases de cocina con el chef Jihad Mikhael; en la cual se hacía un menú que abarcaba desde la entrada hasta el postre y el grupo se dividía en grupos todavía más pequeños con el fin de que cada uno de esos grupos estuviera en una sección de la cocina; entre los platillos que llegamos a realizar estuvieron: el Sambousek, la ensalada libanesa, el humus, el pescado Siyadieh, y el delicioso dulce Aish Al Saraya, entre otros.

Por las tardes teníamos cierto tiempo libre –cuando no salíamos de excursión- para comunicarnos con nuestros familiares, escribir mails, o disfrutar de las instalaciones deportivas de la universidad como la cancha de Foot ball, de Basket Ball o la Alberca, entre otros. En algunas ocasiones nos mostraban películas cuya temática era la vida en el Líbano, recuerdo particularmente una que trataba la cuestión de la Guerra Civil, un film sumamente interesante. En otras ocasiones traían a un personaje destacado y famoso con el fin de que compartiera sus experiencias con nosotros, de esta manera llegamos a convivir con actores, compositores, artistas, basquetbolistas; entre otros.


La vida fuera del Campus: visitas y excursiones

A lo largo de nuestro viaje llegamos a realizar varias excursiones a los lugares más importantes de Líbano; es así que conocimos los bellos monasterios de El Natur y Nouriye, entre otros; visitamos las increíbles Grutas de Jeita, la hermosa virgen de Hariza; estuvimos también observando los famosos Cedros de Líbano, en los cuales aprendimos que el Cedro más antiguo tiene 6,000 años, y vimos el Cedro que lleva como escudo la bandera de Líbano. Visitamos la impactante e incomparable grandeza de Baalbeck; estuvimos en el Palacio majestuoso de Beitedine, en donde actualmente lo utiliza el Presidente de la República Lahud, para dar sus discursos ocasionalmente; visitamos el museo de Asr Moussa, en donde graciosos muñequitos muestran el modo de vida de los libaneses; estuvimos en la histórica ciudad de Tyro, y en la reserva natural de Ejden: la más importante de todo Medio Oriente; también visitamos Jbeil mejor conocida como Byblos, ciudad luminosa donde el pasado parece cobrar vida y fundirse con la modernidad, un lugar de ensueño verdaderamente. Una de nuestras últimas visitas fue a Mar Charbel, donde conocimos el templo, la tumba y aspectos de la vida de este Martir quien se dio a conocer estando muerto, pues en vida no tuvo tantos allegados como se le conocen hoy en día. Pues al funeral de éste Santo tan venerado actualmente, solo asistieron nueve personas y esto sucedió porque el mismo día falleció el Patriarca de aquél entonces y la mayoría del pueblo dio prioridad al funeral del Patriarca dejando a Charbel acompañado de muy pocas personas.

Otras visitas realizadas fueron al mercado de Trípoli situado en la parte vieja de ésta importante ciudad, ahí mismo vistamos una mezquita en donde el Imam nos dio un breviario cultural de la misma. También anduvimos comprando en la parte nueva de Trípoli y en el famoso centro comercial ABC situado en Beirut; hablando de Beirut, estuvimos en el famosos Solidere, donde cenamos y posteriormente fuimos a bailar. En tres ocasiones nos llevaron a “Las Salinas” donde podías nadar, asolearte o simplemente tomar algo y disfrutar del ambiente.

 

La visita al Patriarca y la cena en la casa del Presidente

Durante el viaje hubo varias visitas a lugares importantes, sin embargo entre esas visitas hubo dos en las cuales los importantes resultamos ser nosotros, y es que así fue como nos hicieron sentir. En la primera de estas dos visitas particulares tuvimos el honor y privilegio de encontrarnos con nuestro patriarca, su Eminencia Ignacio IV, Patriarca de Antioquía y todo el oriente de la Iglesia Ortodoxa, en el Monasterio del Balamand; en aquella ocasión tuvimos la oportunidad de saludarlo y tomarnos una foto con él, lo cual, considerando la agenda tan ocupada del Patriarca, fue verdaderamente una fortuna para nosotros.

En la segunda de esas visitas tuvimos la grata invitación por parte del presidente de la universidad para cenar en su casa; invitación que aceptamos con mucho entusiasmo y respeto, pues desde el comienzo el presidente se mostró como una persona de gran calidad humana; y fue así que pasamos un momento muy agradable en su casa.


Visita a Siria

Casi al final de nuestro viaje, el último domingo que pasaríamos en las tierras de Medio Oriente; visitamos la hermosa tierra de Siria en donde permanecimos una noche. Fue muy curioso llegar a Siria con la cabeza llena de comentarios de otras personas, que por cierto no eran nada positivos; no obstante lejos de predisponerme a dichos comentarios, llegué a Siria con la mente abierta y sin expectativas. Lo que me encontré al llegar a Siria, antes que nada, fue el recibimiento cordial y muy especial por parte de su Excelencia, el obispo Lucas, quien nos recibió en un salón en el cual sólo se reciben visitas importantes y distinguidas, es decir que nos dieron un lugar privilegiado, un lugar que no le dan a cualquiera. Ese día visitamos el precioso y famoso monasterio de Saydnaya y después fuimos a Maloula, en donde visitamos los monasterios de Santa Takla y de San Sergio. El día siguiente tuvimos el honor y distinción de reunirnos con la ministra de relaciones exteriores; cuya gentileza, humildad, elegancia e inteligencia destacaron a lo largo de la breve entrevista realizada. Posteriormente nos dirigimos hacia el Santísimo templo de San Pablo y recorrimos la calle que él recorrió, la misma que te lleva al Patriarcado, en donde comimos con los obispos, pero antes pasamos a la casa de Ananías. Después de conocer el patriarcado y tener la gracia de comer con los obispos; fuimos al famoso mercado, conocido por su vasta cantidad de productos típicos a muy buen precio; desde masbajas, hasta pashminas, arguiles, telas, taules, etc. Finalmente regresamos a Líbano con un muy buen recuerdo de Siria, dejando atrás aquellos comentarios y aquella mala imagen que algunas personas se han empeñado en adjudicarle a un país tan rico culturalmente, tan histórico y pacífico.


Despedida

Después de 28 días de andar conociendo, visitando y estudiando; se llevó al cabo una cena en la cual convivimos por última vez con todas aquellas personas que nos abrieron las puertas del Balamand; muchas de las cuales a lo largo del viaje nos abrirían también su corazón y con las cuales entablaríamos una amistad. Al día siguiente tomamos el avión de regreso a casa con muchos recuerdos que permanecerán con nosotros para siempre.