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Arribo y Bienvenida.
El pasado 1 de julio partió de México un grupo de 21 jóvenes
hacia Líbano, con el fin de pasar 28 días aprendiendo árabe y
conociendo “La Perla de Oriente”, a pesar de que algunos miembros
del grupo ya habían estado en las bellas tierras del Líbano, para
otros fue su primera visita; sin embargo para todos fue una nueva
experiencia permanecer esos 28 días en la Universidad del Balamand.
Ésta universidad, a través del programa Rawabet – Lazos, acoge
personas de habla hispana –en esta ocasión solamente habían
mexicanos- con el fin de difundir el idioma árabe, tan conocido por
todos nosotros gracias a nuestros abuelos; y también con el fin de
darnos a conocer mejor los aspectos más importantes de la vida en
Líbano. De esta manera el viaje superó los fines meramente
turísticos, convirtiéndolo en un viaje cultural y de enriquecimiento
de nuestras raíces y la lengua árabe.
A nuestra llegada a la Universidad del Balamand, situado a una
hora y media de Beirut, fuimos recibidos por un grupo de Jóvenes que
se hacían llamar “Facilitators”, dichos jóvenes formaban parte del
programa Lazos y eran los responsables de cuidar al grupo y de
alguna manera lograr que nuestra estancia en la Universidad del
Balamand fuera placentera; y efectivamente desde que llegamos la
acogida fue cálida y muy amable; característica conocida de todos
los árabes: La cordialidad. El segundo día nos recibió el Doctor
Ziad, estratega del programa Lazos y nos introdujo al excelentísimo
presidente de la Universidad del Balamand y amigo de nuestro
arzobispo Antonio Chedraoui. Posteriormente nos dieron una visita
guiada por todo el campus de la universidad, donde conocimos las
distintas facultades incluida la facultad de Teología y el
Monasterio donde se lleva al cabo la Divina Liturgia todos los
domingos y precisamente el primer domingo se realizó una Liturgia en
español en nuestro honor.
La vida dentro del Campus en la
Universidad del Balamand
Durante las mañanas, después de desayunar,
teníamos la clase de árabe. Estudiamos el “Fusj o a”árabe literario
con el profesor Hanibal Karam; catedrático distinguido que a lo
largo de las cuatro semanas que pasamos estudiando árabe, se
preocupó por resolver nuestras dudas y hacer que una lengua que
parecía realmente difícil, en realidad fuera agradable y sencilla de
aprender. Podríamos decir orgullosos que los 21 jóvenes que fuimos
conocemos perfectamente el alfabeto árabe, y podemos distinguir en
la lectura todos los caracteres, sin importar lo complicado que
pudiera llegar a ser esa labor. Tomábamos también la clase de
Cristianismo Oriental, impartida por el catedrático Nicholas
Aboumrad quien además resultó tener nexos familiares con dos de sus
alumnas, pues los Aboumrad en todo el mundo pertenecen a una sola
familia y sus orígenes provienen de la misma región.
Al terminar
las clases, una vez a la semana tomábamos clases de cocina con el
chef Jihad Mikhael; en la cual se hacía un menú que abarcaba desde
la entrada hasta el postre y el grupo se dividía en grupos todavía
más pequeños con el fin de que cada uno de esos grupos estuviera en
una sección de la cocina; entre los platillos que llegamos a
realizar estuvieron: el Sambousek, la ensalada libanesa, el humus,
el pescado Siyadieh, y el delicioso dulce Aish Al Saraya, entre
otros.
Por las tardes teníamos cierto tiempo libre –cuando no salíamos
de excursión- para comunicarnos con nuestros familiares, escribir
mails, o disfrutar de las instalaciones deportivas de la universidad
como la cancha
de Foot ball, de Basket Ball o la Alberca, entre otros. En algunas
ocasiones nos mostraban películas cuya temática era la vida en el
Líbano, recuerdo particularmente una que trataba la cuestión de la
Guerra Civil, un film sumamente interesante. En otras ocasiones
traían a un personaje destacado y famoso con el fin de que
compartiera sus experiencias con nosotros, de esta manera llegamos a
convivir con actores, compositores, artistas, basquetbolistas; entre
otros.
La vida fuera del Campus: visitas y
excursiones
A lo largo de nuestro viaje llegamos a realizar
varias excursiones a los lugares más importantes de Líbano; es así
que conocimos los bellos monasterios de El Natur y Nouriye, entre
otros; visitamos las increíbles Grutas de Jeita, la hermosa virgen
de Hariza; estuvimos también observando los famosos Cedros de
Líbano, en los cuales aprendimos que el Cedro más antiguo tiene
6,000 años, y vimos el Cedro que lleva como escudo la bandera de
Líbano. Visitamos la impactante e incomparable grandeza de Baalbeck;
estuvimos en el Palacio majestuoso de Beitedine, en donde
actualmente lo utiliza el Presidente de
la República Lahud, para dar sus discursos ocasionalmente; visitamos
el museo de Asr Moussa, en donde graciosos muñequitos muestran el
modo de vida de los libaneses; estuvimos en la histórica ciudad de
Tyro, y en la reserva natural de Ejden: la más importante de todo
Medio Oriente; también visitamos Jbeil mejor conocida como Byblos,
ciudad luminosa donde el pasado parece cobrar vida y fundirse con la
modernidad, un lugar de ensueño verdaderamente. Una de nuestras
últimas visitas fue a Mar Charbel, donde conocimos el templo, la
tumba y aspectos de la vida de este Martir quien se dio a conocer
estando muerto, pues en vida no tuvo tantos allegados como se le
conocen hoy en día. Pues al funeral de éste Santo tan venerado
actualmente, solo asistieron nueve personas y esto sucedió
porque el mismo día falleció el Patriarca de aquél
entonces y la mayoría del pueblo dio prioridad al funeral del
Patriarca dejando a Charbel acompañado de muy pocas personas.
Otras visitas realizadas fueron al mercado de Trípoli situado en
la parte vieja de ésta importante ciudad, ahí mismo vistamos una
mezquita en donde el Imam nos dio un breviario cultural de la misma.
También anduvimos comprando en la parte nueva de Trípoli y en el
famoso centro comercial ABC situado en Beirut; hablando de Beirut,
estuvimos en el famosos Solidere, donde cenamos y posteriormente
fuimos a bailar. En tres ocasiones nos llevaron a “Las Salinas”
donde podías nadar, asolearte o simplemente tomar algo y disfrutar
del ambiente.
La visita al Patriarca y la cena en la casa del
Presidente
Durante el viaje hubo varias visitas a lugares importantes, sin
embargo entre esas visitas hubo dos en las cuales los importantes
resultamos ser nosotros, y es que así fue como nos hicieron sentir.
En la primera de estas dos visitas particulares tuvimos el honor y
privilegio de encontrarnos con nuestro patriarca, su Eminencia
Ignacio IV, Patriarca de Antioquía y todo el oriente de la Iglesia
Ortodoxa, en el Monasterio del Balamand; en aquella ocasión tuvimos
la oportunidad de saludarlo y tomarnos una foto con él, lo cual,
considerando la agenda tan ocupada del Patriarca, fue verdaderamente
una fortuna para nosotros.
En la segunda de esas visitas tuvimos la grata invitación por
parte del presidente de la universidad para cenar en su casa;
invitación que aceptamos con mucho entusiasmo y respeto, pues desde
el comienzo el presidente se mostró como una persona de gran calidad
humana; y fue así que pasamos un momento muy agradable en su
casa.
Visita a Siria
Casi al final de nuestro viaje, el último domingo que pasaríamos
en las tierras de Medio Oriente; visitamos la hermosa tierra de
Siria en donde permanecimos una noche. Fue muy curioso llegar a
Siria con la cabeza llena de comentarios
de otras personas, que por cierto no eran nada positivos; no
obstante lejos de predisponerme a dichos comentarios, llegué a Siria
con la mente abierta y sin expectativas. Lo que me encontré al
llegar a Siria, antes que nada, fue el recibimiento cordial y muy
especial por parte de su Excelencia, el obispo Lucas, quien nos
recibió en un salón en el cual sólo se reciben visitas importantes y
distinguidas, es decir que nos dieron un lugar privilegiado, un
lugar que no le dan a cualquiera. Ese día visitamos el precioso y
famoso monasterio de Saydnaya y después fuimos a Maloula, en donde
visitamos los monasterios de Santa Takla y de San Sergio. El día
siguiente tuvimos el honor y distinción de reunirnos con la ministra
de relaciones exteriores; cuya gentileza, humildad, elegancia e
inteligencia destacaron a lo largo de la breve entrevista realizada.
Posteriormente nos dirigimos hacia el Santísimo templo de San Pablo
y recorrimos la calle que él recorrió, la misma que te lleva al
Patriarcado, en donde comimos con los obispos, pero antes pasamos a
la casa de Ananías. Después de conocer el patriarcado y tener la
gracia de comer con los obispos; fuimos al famoso mercado, conocido
por su vasta cantidad de productos típicos a muy buen precio; desde
masbajas, hasta pashminas, arguiles, telas, taules, etc. Finalmente
regresamos a Líbano con un muy buen recuerdo de Siria, dejando atrás
aquellos comentarios y aquella mala imagen que algunas personas se
han empeñado en adjudicarle a un país tan rico culturalmente, tan
histórico y pacífico.
Despedida
Después de 28 días de andar conociendo, visitando y estudiando;
se llevó al cabo una cena en la cual convivimos por última vez con
todas aquellas personas que nos abrieron las puertas del Balamand;
muchas de las cuales a lo largo del viaje nos abrirían también su
corazón y con las cuales entablaríamos una amistad. Al día siguiente
tomamos el avión de regreso a casa con muchos recuerdos que
permanecerán con nosotros para siempre.
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